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Plaza Mansilla de Paraná

La Plaza Mansilla de la ciudad de Paraná, Entre Ríos.


En 1888, se había tomado la decisión de hacer una plaza para acompañar la obra de Rígoli -La Casa de Gobierno de Entre Ríos- y el 29 de enero de 1889 hubo una convocatoria de ideas
y precios para tal fin. Antes, la Municipalidad de Paraná había aportado herramientas y trabajadores para desmontar la tierra del lugar, mientras el personal del Departamento Topográfico marcaba los límites del predio a parquizar. El empresario Víctor Cartesi había construido las veredas de ambas plazoletas, a las que en conjunto se llamaba Plaza Mansilla (en algunos años se la denominó Plazoleta Belgrano).

La Plaza Mansilla es una característica plaza regular constituida por coníferas al estilo romano, que se caracterizaban por sus hojas persistentes y carencia de flores vistosas; y los jardines contaban con cuatro especies de cipreses: ciprés llorón, especie con ramita pendular de aspecto muy original, y el ciprés lusitanica, muy apreciado para parque inglés por su aspecto señorial. La plaza llegó a vivir seis décadas, hasta que el gobierno de facto que en la provincia encabezaba el brigadier Ricardo Favre durante los últimos años de la década del 60 y primeros de los 70, decretó la desaparición de la Plaza Mansilla.

Formaba una estética de contorno diseñada para acompañar la arquitectura de la Casa de Gobierno. Se la llamó Plaza Mansilla, Plaza Belgrano hasta que en la década de 1960, los funcionarios de un gobierno de facto la convirtieron en playa de estacionamiento. Lo que perdió el patrimonio cultural de Paraná se cuenta en esta nota, donde hay alusiones a arquitectos de renombre mundial.

El fantasma de la Plaza Mansilla sobrevuela inquieto el corazón del centro cívico. Sepultada primero en pavimento y luego en el olvido, la plaza pagó caro el hecho de haber ocupado el lugar más cómodo que encontraron los funcionarios de ocasión para estacionar sus autos.

Al fin y al cabo, la Plaza Mansilla no era otra cosa más que un bellísimo espacio verde con añosos cipreses que respondía a la forestación ideada por el paisajista y arquitecto Charles Thays, de gran prestigio en las ciudades que saben de parques célebres. El mismo Bernardo Rígoli, arquitecto premiado con medalla de oro en la Exposición Universal de París en 1886, dio el visto bueno al proyecto de hacer dos plazoletas frente a la Casa de Gobierno que él mismo ideó en estilo ecléctico, mezcla de barroco y renacentista.

La monumentalidad del palacio de gobierno merecía un jardín en su frente. Por eso, cuando la Casa de Gobierno se hallaba en plena construcción, a fines de 1886, se llamó a licitación para efectuar el desmonte de las calles que rodeaban el edificio en construcción. Recién dos años más tarde, en 1888, se tomó la decisión de hacer una plaza digna de acompañar la obra de Rígoli. El 29 de enero de 1889 hubo una convocatoria de ideas y precios para tal fin. Antes, la Municipalidad de Paraná había aportado herramientas y trabajadores para desmontar la tierra del lugar, mientras el personal del Departamento Topográfico marcaba los límites del predio a parquizar.

El empresario Víctor Cartesi, también con el visto bueno de Bernardo Rígoli, había construido las veredas de ambas plazoletas, a las que en conjunto se llamaba Plaza Mansilla (en algunos años se la denominó plazoleta Belgrano). Las aceras que construyó Cartesi estaban hechas de cemento portland y arena, como existían entonces en la Plaza Alvear.

El 2 de marzo de 1889 se realizó la apertura de propuestas para la parquización, y un mes más tarde la tarea de embellecimiento estaba en plena ejecución. Como primera medida, el Gobierno provincial solicitó al Departamento de Agricultura de Buenos Aires la remesa de diez kilos de lawn grass y 25 paquetes de semilla de estación, según narra Ofelia Sors en su libro. Y agrega que el Departamento de Agricultura adquiría directamente de Europa, todos los años, colecciones de semillas muy completas y variadas para ser repartidas al final del invierno o al principio de la primavera.

PATRIMONIO VERDE. En el archivo de la Asociación Amigos del Árbol  que atesora su presidenta, María de Lourde Cura, existe una descripción sobre el aspecto de la Plaza Mansilla en el año 1924, realizado por Juan Manuel Jozami, fundador de la entidad. El escrito de Jozami permite conocer que los jardines contaban con cuatro especies de cipreses: ciprés fúnebre, especie con ramita pendular de aspecto muy original, y el ciprés lusitanca, muy apreciado para parque inglés por su aspecto señorial.

“La Plaza Mansilla es una característica plaza regular constituida por coníferas al estilo romano, de modo que su ambiente debe mantenerse reponiendo siempre ejemplares de este orden, que se caracterizan por sus hojas persistentes y carencia de flores vistosas”, advertía el fundador de la Asociación Amigos del Árbol.

La Plaza Mansilla llegó a vivir seis décadas, tiempo suficiente para atesorar numerosas historias del que hacer político-institucional. Fue un escenario privilegiado para ver pasar la historia entrerriana. Hasta que un día, el gobierno de facto que en la provincia encabezaba el brigadier Ricardo Favre durante los últimos años de la década del 60 y primeros de los 70, decretó la muerte de la Plaza Mansilla. Los Gobiernos municipal y provincial explicaron que, en el marco de lo que paradójicamente denominaban Operativo Plaza, se estaban “ejecutando trabajos de fondo y envergadura para permitir un conjunto armónico y embellecido, atendiendo la necesidad del hombre de estar en contacto con la naturaleza”. Entonces, sin más vuelta, se ordenó reemplazar el verde del jardín por el frío gris del pavimento. La ciudadanía contempló azorada el trabajo de las topadoras. No eran buenos tiempos para manifestarse.

Proyecto Reconstrucción Plaza Mansilla.

El 11 de diciembre de 2012 se dieron a conocer los ganadores del proyecto para reformar la plaza Mansilla.Luego de la evaluación del jurado sobre 15 trabajos se eligió el proyecto ganador en el marco del Concurso Provincial de Ideas para el espacio público del Centro Cívico Provincial y Puesta en Valor de la Plaza Mansilla de Paraná. El equipo, conformado por los arquitectos Rubén Edgardo Cabrera y Margarita Trlin, logró el primer puesto en el orden de mérito del concurso que se realizó para poner en valor la plaza Mansilla, actualmente reducida a una playa de estacionamiento frente a la Casa de Gobierno.

En el Ministerio de Planeamiento, Infraestructura y Servicios se realizó la lectura del acta con la evaluación del jurado, que además otorgó menciones honoríficas a los trabajos de los arquitectos Gustavo Barba y Sebastián Stechina.

En la ocasión se dio a conocer el trabajo elegido del Concurso Provincial de Ideas para el espacio público del Centro Cívico Provincial y Puesta en valor de la Plaza Mansilla de Paraná que contó con 15 propuestas concursantes, 14 de Paraná y una de Victoria. La iniciativa la llevan adelante el gobierno provincial y el Colegio de Arquitectos de la Provincia de Entre Ríos (CAPER).


La directora administrativa del Colegio de Arquitectos de Entre Ríos, Graciela Paggetti, explicó que el desafío de este concurso para los arquitectos “fue efectuar diseño urbano”.
Los arquitectos Cabrera y Trlin, que resultaron ganadores de este certamen y serán los encargados de dirigir los trabajos en la Plaza Mansilla, fueron también los encargados de llevar adelante las obras de remodelaciones en la costanera de la ciudad de Paraná.
El acto desarrollado en la Casa de Gobierno contó con la presencia del ministro de Planeamiento, Infraestructura y Servicios, Juan Javier García; la secretaria de Obras y Servicios Públicos, Alicia Benítez; la directora general de Planificación, Luz Goldman; el secretario del Caper, Guillermo Duche; y el viceintendente de Paraná, Gastón Grand, entre otras autoridades.
A propósito del Concurso Provincial de Ideas para el espacio público del Centro Cívico provincial y puesta en valor de la Plaza Mansilla de Paraná, el ministro Juan Javier García consideró que “nos ha dejado muy contentos” en virtud de que “primero por lo que ha sido la participación, muchos profesionales jóvenes, muchos equipos de trabajo, para lo que es un llamado a concurso que no es uno más. Es un trabajo que va a tener una representación en la capital de la provincia”. El funcionario consideró que “se trata de una obra que no tengo ninguna duda va a poner a la capital de la provincia en un escalón de calidad superior. Para esto ha sido todo el esfuerzo”.
Asimismo, otorgó especial relevancia al trabajo conjunto entre la provincia y el Colegio de Arquitectos de Entre Ríos que ha permitido llevar adelante iniciativas similares para dotar de proyectos de obras a distintos municipios entrerrianos. “Es una política pública que ha marcado el gobernador Sergio Urribarri desde su primer gestión y desde el Ministerio lo que he hecho es seguir con esta hoja de ruta. Es una metodología que permite no sólo que se obtengan buenos resultados, sino que convoca a la ciudadanía, a los profesionales a participar, a tener un sentido de la apropiación del proyecto muy particular”.
Para García, “la recuperación de esta plaza, para poder darle un carácter público y social, representa un enorme desafío porque Paraná no es una ciudad más, sino la capital de la provincia”. En ese sentido, reiteró la importancia de recuperar “los valores anclados en el tiempo” y destacó que “esta obra pueda ser un paradigma de esta época y un legado para el futuro de la ciudad capital”.

Más sobre la Historia de la Plaza Mansilla de Paraná.


La construcción de la Casa de Gobierno constituyó un hecho emblemático hacia finales del siglo XIX, tanto para la ciudad como para la provincia. El emplazamiento del edificio, entre dos espacios públicos, aportó una jerarquía excepcional al conjunto. Estando aún en construcción este edificio, comenzó a darse forma a dos plazoletas, dando lugar a un espacio verde y arbolado en pleno centro de la capital. Su creación obedeció a un proyecto más amplio que buscaba constituir el Centro Cívico provincial en el símbolo de la recuperación de Paraná como capital de la provincia.

Con el paso del tiempo, y tras ir sufriendo diferentes transformaciones, durante la gobernación de facto del brigadier Ricardo Favre, se decidió convertir el último espacio que quedaba de la plaza en una playa de estacionamiento. Este uso específico fue degradando y desvirtuando el carácter cívico y social de la plaza.

Actualmente, ese espacio es usado como playa de estacionamiento y, si bien por fuerza de la costumbre se ha transformado en una foto habitual del espacio, ciertamente se advierte la pérdida cuando se aprecia el aspecto que tuvo la plaza antes de los 60s.

Originalmente, con la plaza Carbó a sus espaldas y la Plaza Mansilla en el frente, sin duda que el principal edificio institucional de la provincia tenía otro relieve.
Se verá qué le deparará la puesta en valor a esa media manzana, en uno de los centros neurálgicos de la ciudad.

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